EL CHARRO MEXICANO
Durante los años 20, se produce una gran campaña en México de tipo nacionalista, con el objeto de permear en la población los valores sociales, culturales y patrios de un país que venía saliendo de una revolución, así la Secretaría de Educación Pública a cargo de José Vasconcelos es quién lo trabaja pero dentro de una forma bastante deficiente, ya que en realidad las autoridades no apoyarón la campaña, pues no consideraban al cine como un elemento que pudiera llegar a toda la población.
Muchas de esas películas de esta tiempo tienen su origen en el llamado "género mexicano" del teatro de revista y de las carpas, por lo que los largometrajes son el resultado de procesos adaptativos de las zarzuelas y obras de moda, las cuales no gozaron realmente de éxito.
Son las denominadas obras de "género chico", con personajes mexicanos, identificables para la gente las que lo tienen, así sucede en filmes como "Del rancho a la capital" (1926), "El águila y el nopal" (1929) o bien en "Viaje redondo", esta última de 1919.
VIAJE REDONDO.
"El cuatezón Beristaín"
Con un argumento realizado por Carlos Noriega Hope, nos muestra las aventuras de un provinciano que llega a la capital, este provinciano llamado Chón, es interpretado por el comediante Leopoldo Beristaín "Cuatezón", quíen llega del poblado de Santa Cruz Tepetitlán montado en burro y así cruza el barrio de Plateros, considerada de gente aristócrata, lo mismo que el Zócalo.
Las críticas de la época comentaron lo siguiente:
"El cuatezón Beristaín ha creado un nuevo tipo cinematográfico hasta ahora desconocido, el charro mexicano".
Obra de Eduardo Urriola, es semejante a la anterior, retoma el tema de los provincianos ingenuos que llegan por primera vez a la ciudad y que caen víctimas de dos chicas que los dejan como al gallo de Morones, es decir sin plumas y cacareando.
EL AGUILA Y EL NOPAL.
Realizada por Miguel Contreras Torres, es ya sonora y cuenta con las participaciones de Joaquín Pardavé, Carlos López "Chaflán", Roberto "Panzón" Soto, Ramón Armengod y Eugenia Galindo, fué desarrollada en el teatro lírico en base a los sketches que ahí se hacían.
Ramón Armengod, pionero de los galanes mexicanos.
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